Sobre los Críos


Ensayo 2
SOBRE LOS NIÑOS
Idealmente, las personas tienen un hijo con la esperanza de que su descendencia crezca para estar sana y feliz; y tal vez lograron cosas que no lograron. Queremos que nuestros hijos confíen y crean en nosotros, sin embargo, con frecuencia les mentimos. Queremos que aprendan a comunicarse y a adquirir habilidades verbales, pero les hablamos en galimatías. Queremos que adquieran los gestos de las criaturas sociales, sin embargo, demostramos un comportamiento inapropiado.
El bebé humano es notable en su capacidad de aprender. La capacidad de ganar de la experiencia disminuye a lo largo de la vida, y pocos padres consideran plenamente el hecho de que su hijo es muy superior a ellos en ese sentido. Las tareas aparentemente sin sentido y repetitivas con las que un bebé se divierte a menudo nos parecen inútiles; pero en realidad están perfeccionando sus habilidades motoras y determinando causa y efecto: aprendiendo cómo una acción siempre conduce a un resultado dado. Cuánto de esta intención tiene un elemento consciente, y cuánto es innato es difícil de medir, ya que no podemos comunicarnos adecuadamente con la mente infantil, y nadie retiene mucho, si es que hay alguno, memoria consciente de la primera infancia.
Los niños se desarrollan a diferentes ritmos, pero en general podemos considerarlos como criaturas “honestas” a lo largo de sus primeros tres años de vida; honestos en el sentido de que son el verdadero animal humano, pero aún no se han dado cuenta por completo de abstractos como el engaño, la venganza y la desconfianza. Los bebés funcionan de una manera puramente egoísta, las emociones sociales innatas no se activan en el período temprano de la vida. Esto es por necesidad, porque un recién nacido indefenso debe poner sus propias necesidades en primer lugar para sobrevivir. Irónicamente, debido a este proceso natural, el comportamiento de un bebé es, según los criterios éticos establecidos por la sociedad, el equivalente al “mal” puro.
Una vez fuera de la etapa crítica de la infancia, casi todos los niños pequeños desarrollan rápidamente emociones sociales (una pequeña minoría no lo hace debido a errores genéticos). En parte debido a la naturaleza gregaria de los humanos, gran parte de lo que un niño aprende se basa en la observación de otras personas, en lugar de solo prueba y error. Todas las capacidades necesarias están genéticamente predeterminadas, pero la interacción en nuestra compleja estructura social requiere que un niño aprenda a ser como todos los demás.
No tienes que enseñarle a un bebé cómo o cuándo reír, ya que es instintivo comunicar emociones; pero la sociedad enseña a las personas a ocultar sus sentimientos. A pesar de la constante investigación centrada en encontrar un protolenguaje, parece que no existe ninguno; por lo que un niño tiene que aprender habilidades verbales de los demás. Los niños desarrollarán naturalmente la capacidad de cuantificar al determinar qué es “suficiente”; pero el uso de números tiene que ser enseñado.
Los seres humanos comienzan la vida impulsados por instintos, obteniendo información sobre su entorno a través de los sentidos; el tacto y el gusto son inicialmente los más importantes. Los bebés aprenden de una manera preprogramada, pero debido a que somos animales de manada, gradualmente comienzan a imitar el comportamiento de los demás; que eventualmente se convierte en la influencia primordial. Al principio, el número de personas que pueden tener un efecto sobre un niño es bastante limitado, sin embargo, esto obviamente cambia con el tiempo. La influencia de los padres es más significativa en los primeros años, y establecerá los patrones básicos que permanecerán como puntos de referencia a lo largo de la vida.
Contrariamente a los puntos de vista sostenidos por algunos pseudo-psicólogos, el género tiene importancia desde una edad temprana. El comportamiento diferente exhibido por cada padre enseña a un niño cómo cada sexo cumple su papel en la sociedad. Un niño se modela a sí mismo según el padre del mismo sexo, y mira al otro como una guía para la conducta del sexo opuesto. Es comúnmente conocido que la interacción aberrante entre los padres con frecuencia resulta en niños que crecen para perpetuar el problema. Un niño que es testigo de acciones abusivas por parte del adulto del mismo sexo generalmente abusará de su futura pareja; un niño que ve al adulto del mismo sexo siendo maltratado eventualmente se sentirá atraído por parejas que abusarán de ellos.
Las personas a menudo se comunican con los recién nacidos haciendo ruidos sin sentido. El bebé responde a los sonidos en un nivel básico; el tono, y no la sustancia, es lo que importa. No pasa mucho tiempo antes de que un niño comience a identificar las palabras con su significado; desde nombres de elementos y acciones, como ‘botella’ o ‘baño’, hasta resúmenes como ‘no’. Poco después, comienzan a imitar palabras para dar a conocer sus necesidades; pero como sus habilidades verbales aún están madurando, estos intentos son aproximaciones simplificadas de los sonidos.
Este es el punto en el que los padres a menudo retrasan involuntariamente el desarrollo de su descendencia al adoptar el término del niño. Por ejemplo, un joven puede ser incapaz de decir la palabra ‘botella’, y en su lugar usa ‘ba-ba’. Un padre puede entonces referirse al objeto de esa manera, diciendo cosas como “¿quieres tu ba-ba?” Tal comportamiento no produce resultados positivos; no te estás haciendo más fácil de entender, porque el niño conoce la palabra real y todavía está trabajando en dominar su pronunciación. Solo está retrasando el proceso de aprendizaje porque le habrá dado al niño la impresión de que ‘ba-ba’ es una alternativa aceptable.
Los niños pueden aprender a entender el vocabulario de un adulto a una edad muy temprana. Adquirir la capacidad de pronunciar todas las palabras puede llevar años; pero la comprensión ocurre temprano. Hablar con un niño como lo harías con un adulto transmite un elemento de respeto y mejora sus habilidades lingüísticas. Los niños sin hermanos obtienen consistentemente puntajes más altos en las pruebas de madurez verbal simplemente debido a su exposición a los adultos; hay menos influencia negativa de otros jóvenes, donde tenderían a adoptar variantes lingüísticas aparentemente satisfactorias.
Muchos padres establecen un patrón de mentir a sus hijos. Esto puede tomar muchas formas, pero la más curiosa es la práctica de crear una creencia en entidades imaginarias. El Hada de los Dientes, el Conejo de Pascua y Santa Claus son ejemplos de figuras míticas que la gente a menudo retrata como reales para los niños, sin explicar el concepto de “fantasía”. Algunos adultos disfrutan de la farsa, y sienten que es una costumbre inofensiva; pero ¿es posible que haya un efecto?
Los humanos comienzan la vida como criaturas inocentes y confiadas, esto tiene sentido desde una perspectiva biológica, ya que los niños deben confiar en la sabiduría de las personas mayores para garantizar su bienestar. Los niños aprenden a desconfiar de las personas a través de la experiencia, generalmente debido a la traición de sus compañeros. Esta desconfianza no se aplica necesariamente a los padres, ni siquiera a los adultos; jóvenes y viejos son vistos como entidades muy diferentes. A veces, la primera indicación de que las personas mayores son deshonestas ocurre cuando otro niño “más inteligente” revela que los seres mágicos, sus padres les habían dicho que existían, son en realidad irreales. Para los adultos, que viven en un mundo de engaño, aprender que uno ha sido engañado no es particularmente significativo; pero para un niño, descubrir que tus padres te mienten es una revelación, por ahora otras verdades se vuelven sospechosas.
Algunas personas creen que Santa Claus enseña una lección moral; recompensar a los niños por su “buen” comportamiento. Pero, ¿no es esta una lección aprendida a través del simple condicionamiento utilizado diariamente por los padres? y ¿es el materialismo definitivo de recompensa? La imagen occidental de Santa Claus es en realidad una creación corporativa de Coca-Cola®,su personaje debidamente vestido con los colores del producto. Sería difícil encontrar elementos éticos en las otras historias contadas a los jóvenes; donde los conejos mágicos esconden huevos, los dientes se pueden intercambiar con hadas por dinero en efectivo, y los “hombres de paja” atacan a los niños que se levantan de la cama a la hora inadecuada.
¿Existe una conexión entre crecer con una creencia en figuras imaginarias y una creencia posterior en Abominables Hombres de nieve, Monstruos del Lago Ness y abducciones alienígenas? ¿Las cualidades omniscientes y sobrenaturales de un Santa Claus inmortal hacen que sea más fácil aceptar más tarde sustitutos religiosos inusuales? ¿Estas personas manifiestan nuevos mitos para mantener un vínculo con la infancia, en lugar de hacer frente a las realidades de la vida adulta?
Muchas de las mentiras comunes que la gente les dice a los niños son simplemente por conveniencia; en lugar de tomarse el tiempo para explicar algo que el niño no entiende, es más fácil engañarlo. Los jóvenes absorben información, y todo lo que se les dice contribuye a su imagen mental de la realidad. Las contradicciones que surgen más tarde hacen que decidan creer en una fuente u otra; o combinar la información en una mezcla de hecho y falsedad. Si su hijo ya ha aprendido a dudar de su veracidad, entonces él / ella puede optar por confiar en una fuente diferente, y posiblemente aceptar un relato ficticio como verdadero.
No siempre es necesario proporcionar a los niños explicaciones completas. Si está presionado por el tiempo, puede hacer arreglos para discutir más a fondo el asunto en otro momento. Esto no significa usar la típica respuesta de los padres de “más tarde”, lo que en realidad significa que esperas que se olviden de ello; pero una garantía de que harás el tiempo. Es posible que el niño ya no esté interesado en el tema cuando lo vuelva a visitar, pero usted ha establecido el hecho de que usted es confiable y realmente se preocupa por sus preocupaciones. Esto será de gran importancia más adelante en la vida, cuando necesiten asesoramiento sobre lo que, para ellos, son temas críticos de la adolescencia.
Las preguntas sobre la sexualidad con frecuencia provocan evasivas y engaños de los padres. A pesar de que el apareamiento influye en prácticamente todos los aspectos del comportamiento humano, muchas personas se sienten incómodas discutiéndolo. Cuando los niños muy pequeños preguntan sobre el sexo, generalmente se trata de un punto específico, y no es necesario lanzarse a una explicación detallada de todas las cosas sexuales. Lo mejor es dar un simple paso a la vez, saciando su curiosidad sobre un punto en particular; más preguntas vendrán más tarde, llegando eventualmente a la etapa en la que tendrás que encajar todas las piezas juntas.
La mecánica real del apareamiento no es el aspecto más importante, ya que la reproducción es innata, y cada criatura normal puede manejarla a través de la experimentación. El aspecto social de la sexualidad es preeminente; los rituales y la ética de la sociedad gobiernan si nuestro comportamiento se considera “bueno” o “malo”. El hecho de no instruir adecuadamente a un niño en las complejidades de la sexualidad humana puede llevar a su aceptación de una conducta inapropiada como normal, cuando los compañeros respetados proporcionan información errónea. Algunos padres prefieren dejar la educación sexual al sistema de escuelas públicas, pero esta es una fuente pobre de valores sociales esenciales. La corrección política ha hecho que sea casi imposible ser crítico incluso con los actos sexuales más extraños, y muchas escuelas evitan cuidadosamente aplicar la ética a la sexualidad independientemente de las posibles consecuencias psicológicas. La educación pública es una buena fuente de conocimiento sobre la prevención de enfermedades y embarazos, pero los valores morales son responsabilidad de los padres. Para evitar la implicación de la escuela de que cualquier cosa es aceptable, estos temas deben discutirse de antemano.
Gran parte de lo que define a un ser humano es innato, y gran parte de la personalidad de un niño se debe a la genética; sin embargo, lo que se aprende a través de la experiencia influye profundamente en el comportamiento. Algunos conocimientos empíricos despiertan una respuesta instintiva, mientras que otras reacciones se deben a lo que se absorbe al observar a los demás.
Un bebé que juega con un gato puede lastimar al animal. Esto sería puramente por accidente; sin intención ni remordimiento. Si el gato retrocede, el niño simplemente se molestará. En un momento posterior, el niño pequeño puede dañar inadvertidamente al gato, y cuando contraataca, el niño puede golpear intencionalmente a su mascota. Esta es una respuesta natural, donde los animales superiores usan la intimidación como una estrategia defensiva. Más tarde aún, el niño puede comenzar a golpear al gato cada vez que no se comporta de la manera que el niño espera, tratando de hacer cumplir el simple condicionamiento que ha experimentado en su propia vida; entendiendo que una mascota no puede ser razonada, pero responderá a la fuerza.
En este punto, es posible que se sienta obligado a amonestar al niño para que sea más amable con el gato. La siguiente etapa demuestra el efecto de la sociedad humana; algo más allá del comportamiento natural. A los tres o cuatro años de edad, un joven es capaz de planear lastimar al gato, mientras considera formas de evitar ser atrapado. Hemos enseñado al niño los conceptos abstractos de venganza y engaño. Aunque es fascinante observar cómo los niños pequeños desarrollan la previsión, a menudo se nota primero en lo que percibimos como formas negativas.
La influencia de los padres es crucial para el crecimiento de un niño, y esa influencia depende de la cantidad de fe que el joven tiene en sus padres. En raras ocasiones, sus mejores esfuerzos no serán recompensados, generalmente debido a la personalidad predeterminada de un niño. Uno de cada cincuenta carecerá de la capacidad de sentir emociones como la culpa, el remordimiento o la lástima (aunque aprenderán a imitarlas), y no se puede hacer nada por estas personas; sin embargo, muchos llevan vidas productivas.
En general, los buenos padres producen buenos hijos, y los malos padres crean malos padres. La personalidad del niño es un factor, pero se pueden encontrar formas de sublimar algunos rasgos indeseables. Así como la disposición puede afectar negativamente sus intentos de hacer todo lo posible por su descendencia, también puede reemplazar el comportamiento destructivo de aquellos que no deberían haber producido hijos; ocasionalmente, un niño de carácter fuerte determinará que su objetivo es ser la antítesis del tipo de personas que son sus padres, lo que puede producir resultados muy positivos.
Tienes la obligación con tu descendencia, de brindarles todas las oportunidades para llevar una vida feliz y gratificante. Tienes una obligación con la sociedad, de crear una persona que no traiga miseria a los demás. Tienes la obligación contigo mismo, de demostrar a tu propia satisfacción que puedes contribuir a un mundo mejor, creando a alguien que sea un activo para la humanidad; en consecuencia, ganando realización personal y autoestima.
Independientemente de cuántas cosas sienta que ha fallado en su vida, su redención está en el legado que representa su hijo. También fracasar en ser padre, por falta de compromiso, puede significar condenar a su hijo a la misma vida de fracasos; y tu legado se convierte en miseria.

Copyright 2001 B.W.Holmes – all rights reserved (unless noted otherwise).

On Children


Essay 2
ON CHILDREN
Ideally, people have a child with the hope that their offspring will grow up to be healthy and happy; and perhaps achieve things they did not. We want our children to trust and believe in us, yet we frequently lie to them. We want them to learn to communicate and gain verbal skills, but we speak to them in gibberish. We want them to acquire the mannerisms of social creatures, yet we demonstrate inappropriate behavior.
The human infant is remarkable in its capacity to learn. The ability to gain from experience declines throughout life, and few parents fully consider the fact that their child is far superior to them in that respect. The seemingly mindless, repetitive tasks that a baby amuses itself with often strike us as pointless; but they are honing their motor skills, and determining cause and effect: learning how one action always leads to a given result. How much of this intent has a conscious element, and how much is innate is difficult to gauge, since we are unable to adequately communicate with the infant mind, and nobody retains much, if any, conscious memory of very early childhood.
Children develop at different rates, but in general we can consider them as “honest” creatures through their first three years of life; honest in that they are the true human animal, yet to completely realize abstracts such as deceit, vengeance, and distrust. Infants function in a purely self-serving manner, the innate social emotions are not activated in the early period of life. This is by necessity, for a helpless newborn must place its own needs foremost in order to survive. Ironically, because of this natural process, a baby’s behavior is, by the ethical criteria set by society, the equivalent of pure “evil”.
Once out of the critical stage of infancy, almost all toddlers quickly develop social emotions (a small minority do not because of genetic errors). Partly due to the gregarious nature of humans, much of what a child learns is based on observation of other people, rather than just trial and error. All the necessary capabilities are genetically predetermined, but interaction in our complex social structure requires that a child learn how to be like everyone else.
You do not have to teach a baby how or when to laugh, for it is instinctive to communicate emotions; but society teaches people to hide their feelings. Despite constant research focused on finding a proto language, it appears that none exists; so, a child has to learn verbal skills from others. Children will naturally develop the ability to quantify by determining what is “enough”; but using numbers has to be taught.
Humans begin life driven by instincts, gaining information about their environment through the senses; touch and taste initially being the most important. Infants learn in a preprogrammed fashion, but because we are herd animals, they gradually begin to mimic the behavior of others, which eventually becomes the overriding influence. In the beginning, the number of people who can have an effect upon a child is quite limited, however this obviously changes over time. Parental influence is most significant in the early years, and will set the basic patterns that will remain as points of reference throughout life.
Contrary to the views held by a few pseudo-psychologists, gender has significance from an early age. The different behavior exhibited by each parent teaches a child how each sex fulfills its role in society. A child models itself after the same-sex parent, and looks to the other as a guide to the conduct of the opposite gender. It is commonly known that aberrant interaction between parents frequently results in children who grow up to perpetuate the problem. A child who witnesses abusive actions by the same-sex adult will usually abuse their future mate; a child who sees the same-sex adult being mistreated will eventually be drawn to partners who will abuse them.
People often communicate with newborns by making nonsensical noises. The infant responds to sounds on a basic level; the tone, and not the substance, is what matters. It does not take long before a child begins to identify words with their meaning; from names of items and actions, like ‘bottle’ or ‘bath’, to abstracts such as ‘no’. Soon after, they begin to mimic words in order to make their needs known; but since their verbal skills are still maturing, these attempts are simplified approximations of the sounds.
This is the point where parents often unwittingly retard the development of their offspring by adopting the child’s term. For example, a youngster may be unable to say the word ‘bottle’, and instead uses ‘ba-ba’. A parent may then refer to the object in that manner, saying things such as “do you want your ba-ba?” Such behavior produces no positive results; you are not making yourself more easily understood, for the child knows the real word and is still working on mastering its pronunciation. You are only delaying the learning process because you will have given the child the impression that ‘ba-ba’ is an acceptable alternative.
Children can learn to understand an adult vocabulary at a very young age. Acquiring the ability to pronounce all of the words can take years; but comprehension occurs early. Speaking to a child as you would an adult conveys an element of respect, and improves their language skills. Children without siblings consistently score higher in verbal maturity tests simply because of their exposure to adults; there is less of the negative influence from other youngsters, where they would tend to adopt seemingly satisfactory linguistic variants.
Many parents establish a pattern of lying to their children. This can take many forms, but the most curious is the practice of creating a belief in imaginary entities. The Tooth Fairy, Easter Bunny, and Santa Claus are examples of mythical figures people often portray as real to children, without explaining the concept of “make-believe”. Some adults enjoy the charade, and feel that it is a harmless custom; but is it possible that there is an effect?
Humans begin life as innocent trusting creatures, this makes sense from a biological perspective, for children must rely on the wisdom of older individuals to ensure their well-being. Children learn to distrust people through experience, usually due to betrayal by peers. This distrust does not necessarily apply to parents, or even adults; young and old are seen as quite different entities. Sometimes the first indication that older people are dishonest occurs when another “smarter” child reveals that the magical beings, their parents had told them existed, are actually unreal. To adults, living in a world of deceit, learning that one has been mislead is not particularly significant; but to a child, finding out that your parents lie to you is a revelation, for now other truths become suspect.
Some people believe that Santa Claus teaches a moral lesson, rewarding children for “good” behavior. But is this not a lesson learned through the simple conditioning used daily by parents; and is materialism definitive of reward? The Western image of Santa Claus is actually a corporate creation of Coca-Cola®, their character dutifully dressed in product colors. One would be hard pressed to find ethical elements to the other stories told to youngsters; where magic rabbits hide eggs, teeth can be exchanged with fairies for cash, and “bogeymen” attack kids who get out of bed at the improper time.
Is there a connection between growing up with a belief in imaginary figures, and a later belief in Abominable Snowmen, Loch Ness Monsters, and alien abductions? Do the omniscient and supernatural qualities of an immortal Santa Claus make it easier to later accept unusual religious substitutes? Do these people manifest new myths to maintain a link to childhood, rather than cope with the realities of adult life?
Many of the common lies people tell to children are simply for expediency; rather than taking the time to explain something the child does not understand, it is easier to mislead them. Youngsters absorb information, and everything they are told contributes to their mental image of reality. Contradictions that crop up later cause them to decide on believing one source or the other; or combine the information into a mixture of fact and falsehood. If your child has already learned to doubt your veracity, then he/she may choose to trust a different source, and possibly accept a fictional account as true.
It is not always necessary to provide children with complete explanations. If you are pressed for time, you can arrange to further discuss the matter at another time. This does not mean using the typical parental response of “later”, which actually means that you hope they will forget about it; but a guarantee that you will make the time. The child may no longer be interested in the topic when you revisit it, but you have established the fact that you are reliable, and genuinely care about their concerns. This will be of great significance later in life, when they need advice on what, to them, are critical issues of adolescence.
Questions about sexuality frequently provoke evasiveness and deceit from parents. Even though mating influences practically every aspect of human behavior, many people are uncomfortable discussing it. When very young children inquire about sex, it is generally about a specific point, and it is not necessary to launch into a detailed explanation of all things sexual. It is best to take a simple step at a time, satiating their curiosity on a particular point; more questions will come later, eventually reaching the stage where you will have to fit all of the pieces together.
The actual mechanics of mating are not the most important aspect, for reproduction is innate, and every normal creature can manage it through experimentation. The social aspect of sexuality is preeminent; the rituals and ethics of society govern whether our behavior is deemed “good” or “bad”. Failure to properly instruct a child in the intricacies of human sexuality may lead to their acceptance of inappropriate conduct as normal, when respected peers provide erroneous information. Some parents prefer to leave sex education to the public school system, but this is a poor source for essential social values. Political correctness has made it almost impossible to be critical of even the most bizarre of sexual acts, and many schools studiously avoid applying ethics to sexuality regardless of potential psychological consequences. Public education is a good source of knowledge on the prevention of disease and pregnancy, but moral values are the parent’s responsibility. To preempt the school’s implication that anything is acceptable, these issues must be discussed in advance.
A great deal of what defines a human being is innate, and much of a child’s personality is due to genetics; however, what is learned through experience profoundly influences behavior. Some empirical knowledge awakens an instinctive response, while other reactions are due to what is absorbed from watching others.
An infant playing with a cat may hurt the animal. This would be purely by accident, without intent nor remorse. If the cat lashes back, the child will simply become upset. At a later time, the toddler may inadvertently harm the cat, and when it strikes back, the child may then intentionally hit its pet. This is a natural response, where higher animals use intimidation as a defensive strategy. Later still, the youngster may begin to strike the cat whenever it fails to behave in the manner the child expects, trying to enforce the simple conditioning he/she has experienced in their own life; understanding that a pet cannot be reasoned with, yet will respond to force.
At this point you may feel compelled to admonish the child to be nicer to the cat. The next stage demonstrates the effect of human society; something beyond natural behavior. By three or four years of age, a youngster is capable of planning to hurt the cat, while considering ways to avoid being caught. We have taught the child the abstract concepts of vengeance and deceit. Although it is fascinating to watch how toddlers develop foresight, often it first becomes noticeable in what we perceive as negative ways.
The influence of parents is crucial to a child’s growth, and that influence is dependent upon the amount of faith the youngster has in its parents. In rare instances, your best efforts will go unrewarded, usually due to a child’s predetermined personality. One in fifty will lack the capacity to feel emotions such as guilt, remorse, or pity (although they will learn to mimic them), and nothing can be done for these people; however, many go on to lead productive lives.
Overall, good parents produce good children, and bad parents create maladjusted ones. The personality of the child is a factor, but ways can be found to sublimate some undesirable traits. Just as disposition can negatively impact your attempts at doing your best for your offspring, it can also supersede the destructive behavior of those who should not have produced children; occasionally a strong-willed child will determine that their goal is to be the antithesis of the type of people their parents are, which can yield very positive results.
You have an obligation to your offspring, to provide them with every opportunity to lead a happy and rewarding life. You have an obligation to society, to create a person who will not bring misery to others. You have an obligation to yourself, to prove to your own satisfaction that you can contribute to a better world, by creating someone who is an asset to humanity; consequently, gaining personal fulfillment and self-esteem.
Regardless of how many things you feel you have failed at in your life, your redemption is in the legacy your child represents. To also fail at being a parent, for lack of commitment, can mean condemning your child to the same life of failures; and your legacy becomes misery.
 

Copyright 2001 B.W.Holmes – all rights reserved (unless noted otherwise).

Manuel Morales

26 de diciembre de 2015

Compartido con: Público

“ — Vulgarmente hablando lo relaciono de esta manera.

No estas consciente de que tu refrigerador a estado trabajando, hasta que escuchas que su ruido se detiene abruptamente.”
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No deja de sorprenderme el feibu…

Tanto le condeno de tenernos todos azombizados…

Pero esto que me encontré esta mañana, de hace 6 años… me brindo un aliento que me siento un tanto inflado (por ahora).

Algunas veces me he puesto a pensar en cuando me profundizo de tan extrema forma en la filosofía; al tiempo que esta me eleva a alturas insospechadas… Para un poco después, al cruzar el umbral y dejar atrás mis “cuatro paredes”, y al transitar en el mundo una vez más… me recuerda en viva piel los azufres del averno.

Y ya sin tanto cuento o “preámbulo”, a como suelo intentar matizar mis tempestades…

Sentí un cálido abrazo, cuando se cruzó una vez más esta imagen y lo que en aquel tiempo exprese; lo que el movimiento de mis aguas me dictaban.

PD. (“cada loco con su tema”)

Querido diario 9/5/19

9/5/19

Querido diario.
Escribiendo este libro.
Al parecer ha sido cosa muy importante iniciar este escrito con lo siguiente…

Concreto y abstracto.
Después de algunos minutos, realizo, que en automático me da por pedir opinión; y me da por escuchar.

(me faltan 10 minutos…)
Lo asociación de lo que hoy leí simpatizo con algo que anteriormente había escuchado de Epicuro (entre otros); aquello sobre la actitud escéptica; aquella que se encuentra situada entre el “axioma y epojé”.
Aquella que adquiere lo práctico del axioma y lo utiliza, a la vez que recopila juicios suspendidos, que más delante adquirirán valor en forma.
Aquella relacionada con lo práctico de la inteligencia, esta con (*…) de la sabiduría.
Me dejare de tarea escribir sobre la diferencia entre Inteligencia y sabiduría.

Una se dedica de infinidad de maneras a lo concreto (perecedera), mientras la otra adquiere forma de lo abstracto (eterna).

Filosofía, forma y maneras.

Filosofía, una forma e innumerables maneras.
Filosofía solo es una — Forma.
Filosofia mas de una son — maneras.
Disyuntiva…:
¿Amor a la Sabiduría, o
Sabiduría del Amor?

Se me antoja proponer, que la primera es como una sombra, como una de aquellas reflejadas al fondo de la caverna sugerida por Platón en “El mito de la caverna”; mientras la segunda deslumbra con su luz.

Y precisamente es la idea e intención de crear esta página.
“Reino Humano” (en construcción).

El contexto es inédito e inmenso, donde la consideración a cada concepto se asemeja a una dosis de locura.

Se requiere la mención de alguno de ellos (ello, cosa)  para introducirse y acompañarme a esta madriguera.

prueba

esta es una prueba por que aun no se como usar este programa….
razon de mas de el por que casi no escribo.
Un estoy aprendiendo a usarlo.

AMLO NOTICIAS 4/16/19

 

Opino que… Se requiere un tipo de “arbitro” para la interacción entre una iniciativa privada (empresa, empleador) y empleados.
Estos árbitros son conocidos comúnmente como “Sindicatos”.
Nuestra Patria, nuestra nación, no es una iniciativa privada, sino una iniciativa común (a la patria o nación).
Existe vocación mutua entre Patria y Maestros.
No se necesitan árbitros, sindicatos.
La Patria es Madre, no es patrón; ni los maestros son esclavos o monigotes.
No hay necesidad de organismos rapaces.

reforma educativa ultimas noticias.

Soy

Logramos llegar a ser una especie depredadora de primer nivel.
Verbo. Yo soy y estoy.
Soy como entidad fisca.
Pero… ¿Cómo estoy?
¿Cómo quiero ser… aunque ya soy como soy?
¿Cómo quiero estar… cuando sé que pueda variar?
¿Por qué soy…; es que tuve oportunidad de expresar mi deseo a ser?
Soy… ¿puedo desear como estar y como no estar?
Al parecer sí.

Jesús filosofo

 

Jesús filosofo

 Hechate este trompo a la uña (1)

Los filósofos (por decirlo así)  proponen una perspectiva  — a ser juzgada (darle consideración);

Jesús (como filósofo) genero la propia con un infinito poder.
A 2000 años de la propuesta “encarnación”, aun no le ha sido posible a la humanidad captar la susodicha “perspectiva”; misma tan poderosa, que aun sin ser comprendida ejerce el poder de inspirar “incondicional” Fe en millones de personas.

 

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